En el país de las frutas y verduras, el fútbol es el deporte rey. La afición mueve montañas y todos, niños y mayores, sueñan con que su equipo dispute la final de la Copa del Frutero Dorado y, por supuesto, la gane.
Este año, el equipo de los kiwis verdes es el que llega a la final con mejores opciones. Ha ganado todos los partidos en su campo y sólo ha perdido uno fuera de casa. Pero justamente perdió contra las manzanas Golden, el otro equipo que ha conseguido clasificarse para la final. Las manzanas Golden cuentan con la garantía de su delantero estrella, Manzino Dulce, el pichichi de la liga.
La emoción en el país de las frutas y verduras es enorme ante la final de la Copa. El Estadio Olímpico de Macedonia albergará el encuentro, que se celebrará el próximo sábado a las 21.45 h. No se habla de otra cosa y hace semanas que se agotaron las entradas.
Sin embargo, no todos los habitantes del país de las frutas y verduras viven este momento con la misma intensidad. En Bollida, la región más al norte del país, donde viven y crecen las verduras, la afición por el fútbol no está bien vista. Las verduras consideran el fútbol un deporte poco elegante, sólo adecuado para las escandalosas y ordinarias frutas.
Ahora bien, entre los más jóvenes está empezando a surgir una corriente contraria. Se ha visto algún partido clandestino entre las coles de Bruselas y el brócoli. Los calabacines han formado un equipo de fútbol 7, que incluso se ha atrevido a viajar al sur para enfrentarse a las mandarinas. Y los niños y niñas de Bollida hacen sus pinitos futboleros en el parque.
Por eso, no es de extrañar que Otto Lechuga, un estudiante de 4º de primaria, quiera ir a ver la final de la Copa del Frutero Dorado, entre los kiwis verdes y las manzanas Golden. Nadie le habría hecho caso y su ilusión habría quedado en sólo un sueño, si no hubiera sido porque Otto decidió participar en el concurso Ven con tus amigos a la final de la radio estatal FrutiVER. Contra todo pronóstico, Otto ganó el concurso porque, aunque es una verdura, disfruta con el fútbol desde que era sólo un brote.
El regalo consistía en entradas para ver la final en el Estadio Olímpico de Macedonia, con todos los gastos del viaje incluidos, para Otto y los cuarenta amigos que decidiera invitar. Cuando los habitantes de Bollida se enteraron de que Otto tenía cuarenta entradas para la final, le llovieron los amigos desde todos los rincones de la región. Calabazas, patatas, cebollas, cebollinos, alcachofas, pimientos, nabos,… todos querían ir a ver el partido.
Otto estaba emocionado y, al mismo tiempo, no sabía qué hacer, sólo tenía 40 entradas, para más de 500 amigos que querían acompañarle. Y tuvo una idea futbolera, lo decidiría con una tanda de penaltis, igual que se resolvían los empates.
Cada candidato debía acudir al parque Ensaladera, donde clandestinamente se había instalado una portería de fútbol. Él haría de portero, la posición que más le gustaba en el fútbol, y los 40 amigos que más goles consiguieran meterle serían los elegidos para acompañarle a la final con todos los gastos pagados.
El revuelo y el éxito de la propuesta fue tal que en el parque del Oeste no se dieron cita sólo los 500 candidatos, sino otros, más de 1.000, que querían presenciar el reto.
Finalmente, consiguieron su entrada el calabacín Verdoqui, que metió 15 goles, el pimiento rojo Tono, la alcachofa Petaza, que no falló ni uno solo de sus tiros, la col Llombardina, el pepino Tino…y así hasta un total de cuarenta.
La viaje a la final del Estadio Olímpico de Macedonia fue un éxito y todos disfrutaron de un encuentro muy emocionante, que acabó con un 3 – 2 en el marcador. Como era de esperar, Manzino Dulce, apoyado por sus compañeros, marcó los dos goles de su equipo; una gran actuación del delantero que, sin embargo, nada pudo hacer para evitar el triunfo de los Kiwis verdes. Los delanteros Zesprino y Qüiwixut dieron los dos primeros tantos al Kiwis CF en la primera parte del encuentro. Pero, a menos de 5 minutos del final del partido, un gol olímpico del joven Bawiki deshizo el empate a favor de los kiwis.
Ovación entre los aficionados verdimarrones, que ya no pudieron contener su emoción y, en cuanto el árbitro Puerro Caldogordo pitó el final del partido, saltaron al terreno de juego para celebrar la copa con sus héroes.
La emoción futbolística estalló entre las verduras. Desde entonces, nadie en Bollida volvió a esconderse nunca para jugar o ver un partido de fútbol y empezó a cobrar fuerza la idea de crear una Liga de Fútbol de Verduras o incluso… una Liga de Fútbol de Frutas y Verduras. ¿Te imaginas un partido entre calabacines y brócolis?, ¿y si las lechugas se enfrentaran a las fresas?… Todo es posible.
CONTINUARÁ…
Esta genial el aporte. Saludos.